l desarrollo del marketing ha dado lugar a diferentes enfoques que han recibido diferentes nombres. Desde el marketing transaccional al neuronal, pasando por relacional, directo, digital, viral… La lista es interminable, y detrás de cada » tipología » hay un gurú y una extensa bibliografía.
Cuando hablamos de cultura, ¿qué enfoque, qué tipo de marketing es más adecuado para tomar como referencia?
Podemos partir de un enfoque clásico, del marketing transaccional, con sus 4 P de Kotler, entendiendo el espectáculo como el Producto a vender, y con las variables de Distribución (Placement), Promoción y Precio como las variables a definir en un mix de márketing que confirmará nuestro plan.
Hoy en día podemos pasar de esta clásica perspectiva transaccional a una perspectiva social/relacional, focalizada en consolidar una relación con nuestros públicos, crear una comunidad con nuestros usuarios y entorno social, y obtener el máximo retorno de esta relación a largo plazo.
Este cambio de perspectiva implica un giro en la mirada: el escenario, donde ubicamos el producto; a la platea, donde están los usuarios con los que queremos relacionarnos.
La explosión de las redes sociales y el desarrollo de las nuevas tecnologías (email, CRM, web…) redimensionan las posibilidades del marketing relacional para cualquier sector, y de manera muy significativa en nuestro caso, pues nuestra materia prima es intrínsecamente social.
Así que estamos ante una combinación explosiva, de gran potencial: la aplicación del marketing relacional será clave en la consolidación de proyectos culturales, ayudará a su sostenibilidad social y económica.