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Guía de supervivencia para profesionales de lo efímero. Parte 2

 

Marketing y gestión de equipamientos escénicos (extracto de la ponencia de Pepe Zapata, socio y consultor de Teknecultura en Mercartes. Valladolid, 7 de noviembre de 2014)

 

Prioricemos más que nunca el conocimiento de nuestros usuarios. Cuando pensemos en nuestro proyecto, no olvidemos cuáles son nuestros objetivos, cuáles son nuestros valores, pero sobre todo no olvidemos quiénes han de ser nuestro verdadero foco de atención: las personas que forman parte de nuestras comunidades. Y el marketing no es más que eso.

 

Marketing es orientación a los públicos. Conocer qué quieren, qué les preocupa. Y saber cómo llegar a ellos. Nada más. Y nada menos. ¿Cómo? Aplicando una metodología científica, una tecnología y unas herramientas que nos permitan, a partir de los datos de nuestros usuarios, obtener información y generar conocimiento sobre ellos. Garantizaremos una mejora continua en la gestión y optimizaremos al máximo los recursos. Pero, por encima de todo, marketing comporta una cultura de trabajo basada en una actitud proactiva por conocer quiénes son las personas que hay al otro lado de la cuarta pared para ubicarlas en el auténtico centro de nuestro proyecto.

Pero… ¡alerta! Nuestra inercia en marketing y comunicación nos ha llevado a focalizarnos en difundir una programación artística, en hacer ver sus bondades, en insistir hasta la saciedad en que vengan a vernos, a entrometernos en el espacio –on-line o no– vital de nuestros públicos. Carteles en los escaparates, emails a diestro y siniestro en las bandejas de entrada, anuncios en la revista del barrio, cuñas en la emisora de turno, flyers a la salida del restaurante, banners en el portal de ocio, banderolas y marquesinas en la plaza del pueblo… Y cuando pensábamos que la situación podía derivar en un hartazgo por parte de nuestros destinatarios –generando ruido y spam–, llegando a considerarnos como irrelevantes e inexistentes, venimos los de marketing y comunicación y nos llenamos nuevamente la boca con estrategias de marketing de contenidos, de brandend content, de inbound marketing… para volver a caer en los mismos errores: generar contenidos sin reflexionar previamente sobre cuáles son nuestros auténticos valores y atributos que conectan con nuestros públicos y, más importante aún, sin contar con la participación de la gente en esas conversaciones. Dejemos de hablar de nosotros mismos y hablemos de quienes tenemos delante. De lo que les gusta, de lo que les interesa, de lo que les preocupa. Es eso que se llama conversar… y escuchar.

 

Conectemos, conversemos y generemos relatos que sean auténticamente relevantes para nuestros potenciales compradores de entradas, para nuestros prescriptores, para nuestros difusores, para los que acaban sentándose en nuestras plateas. También para los miembros de nuestros equipos. Y para los políticos, directivos y patrocinadores que forman parte del núcleo duro de decisión. Todos ellos integran nuestras comunidades, nuestras tribus. Y no importa cuál sea el formato, el dispositivo, la tecnología, el canal o el medio que escojamos para involucrarlos. De hecho, el transmedia nos ha de permitir adaptarnos a su realidad más próxima.

 

Es como reaprender a ligar, si es que alguna vez supimos cómo. Seamos relevantes, hablémosles de lo que les preocupa, de su día a día, y de cómo nuestro teatro puede formar parte –en un segundo plano si es necesario– de esas comunidades, de esos universos compartidos. Encontremos vínculos, entretengamos, seamos originales, seduzcamos…

 

Tenemos la inmensa suerte de que nuestros contenidos apelan a sus sentimientos, a sus deseos, a sus sueños, a sus anhelos. Y, más aún, de que estamos ofreciendo experiencias únicas, en vivo y en directo, memorables. Consigamos, con la ayuda de Cupido, que esa programación, esos espectáculos, ese teatro acaben siendo más suyos que nuestros. Enamorémonos…

 

Artista invitado:

Can’t Help Falling in Love, Elvis Presley

 

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