El sector arranca motores. Los teatros y auditorios encaran una nueva temporada. ¿Es una más, o esta será diferente? Más allá de la presión por si cumpliremos con los resultados económicos, ¿afrontamos los próximos 10-11 meses con retos definidos a nivel de proyecto y de su comunidad? ¿Y los retos de nuestra organización?
Siempre empezamos con fuerza –como con mala conciencia por las vacaciones reparadoras que hemos hecho– y queremos un inicio potente que demuestre que hemos cargado pilas. Hacemos presentaciones de programación, asistimos a ferias y mercados en serie, programamos intensas campañas en busca de ventas después de un mes en que la caja parecía dormida …
Sabemos que nos imponemos más trabajo del que podremos asumir, pero en septiembre todavía es muy pronto para admitirlo. Será más adelante, ya en otoño –tal vez por el puente de la Purísima- que reconoceremos que para poder asumir todas las urgencias y las acciones orientadas a resultados inmediatos (que muchas veces no evaluaremos), nos veremos obligados a dejar para más adelante buenas ideas y trabajo que considerábamos importante.
Si fuéramos capaces de proteger espacios de evaluación y reflexión, ahora sería un buen momento para pensar en los retos de la temporada. Bueno, de hecho ya sería un poco tarde …pero ahora es un buen momento para publicar un artículo reflexionando sobre este tema. 😉
Vayamos por partes.
¿Sabemos desde donde partimos?
¿Tenemos una idea, compartida con toda la organización, de la situación del proyecto y de cómo han ido las pasadas temporadas? ¿Disponemos de datos objetivos que nos muestren una fotografía clara de nuestra realidad? ¿Sabemos cuántas personas se han relacionado con nuestros contenidos? Sabemos para cuales de estas personas hemos sido altamente relevantes? ¿Conocemos lo bastante a estas personas y sabemos cómo les podemos ser más útiles?
¿Sabemos a dónde queremos llegar?
¿Tenemos claro cuál es el principal objetivo de la temporada? ¿Sabemos en qué se diferencia (cuantitativa y cualitativamente) la comunidad con la que nos relacionamos, respecto de la que nos gustaría tener para relacionarnos? ¿Tenemos más potencial o más necesidad de llegar a nuevos públicos o de fidelizar nuestra comunidad? ¿Hemos pensado acciones específicas para estos objetivos?
¿Tenemos idea de cómo llegar?
¿Hemos evaluado y aprendido de los errores? ¿Hemos pensado en cómo hacerlo, a lo largo del proceso, para poder pivotar si fuera necesario? ¿Hemos hecho cambios significativos en la comunicación o en los precios? ¿Tenemos previsto evaluarlos correctamente? ¿Tenemos una programación equilibrada para nuestra audiencia? ¿Sabemos cuáles serán nuestras apuestas para llegar a nuevos públicos? ¿Tenemos una estrategia coherente para acompañarlas? ¿Sabemos qué propuestas serán de especial interés para nuestra comunidad más cercana? ¿Tenemos claro cómo comunicárselas?
¿Hemos podido analizar como hemos hecho nuestro trabajo para eliminar tareas de baja productividad? ¿Hemos tratado de optimizar nuestro tiempo -y el de todos- para la temporada que ahora empieza? ¿Tenemos las herramientas adecuadas para hacer lo que queremos hacer?
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Si no paramos un momento, si no pensamos en ello, nos encontraremos con una nueva temporada que será una repetición de la anterior, pero con el menú cambiado.
Repitiendo lo mismo, sólo podemos esperar el mismo resultado. Sólo nos serviría si al final de la temporada anterior nos sentimos muy satisfechos; y, quizás, ni así…
